Hace algunos años llamaba la atención que una empresa pudiera analizar con diversas tecnologías y conocer el historial genético de una persona, esto con el simple hecho de escupir en un tubo para empezar con el proceso de revisión de ADN, datos personales, datos genéticos, incluso poder descubrir quiénes eran familiares y posibles padecimientos.
Todo lo anterior lo realizaba la empresa 23andMe y logró un trabajo y acumulación de información personal sin precedentes, convertir la genética en un producto de consumo cuasi masivo.
Sin embargo, 23andMe ha presentado problemas económicos y ha llegado con la empresa Pharmaceuticals para adquirir los principales activos, es decir, los datos personales por 56 millones de dólares, según el comunicado oficial publicado por la farmacéutica.
La transacción aún está pendiente de aprobación por el tribunal de bancarrota y por los reguladores estadounidenses.
El riesgo o peligro de la información se encuentra en la plataforma que ha gestionado el ADN de millones de personas en todo el mundo: esta operación transaccional coloca a la privacidad como un punto clave por la seguridad de los titulares de los datos personales y aunque la empresa farmacéutica ha prometido respetar las políticas actuales de uso de datos y se ha comprometido a someterse a un escrutinio independiente, tal como establece el marco judicial del proceso, llama la atención cuál sería el tratamiento que se le daría a toda la información con la que cuentan y los riesgos a los que se enfrentarían los usuarios.